Respeto no es temor
El perro debe tener respeto a su dueño, pero no debemos confundir el respeto con el miedo. Ese respeto se pierde con facilidad si se pega al perro, si se le castiga o regaña sin que éste pueda averiguar el motivo. Podemos prohibir cien veces a nuestro perro que vaya al jardín del vecino a jugar y será inútil. Podemos emplear castigos "casuales", como por ejemplo, si durante una de esas excursiones se vuelca estrepitosamente un sillón del jardín, el perro se asustará y en el futuro evitará este terreno. El perro es un animal que vive jerarquizado, por lo que tiene que ser el subordinado, pero debemos imponerle reglas de convivencia que le mostrarán su rango inferior, pero para ello no debemos ser especialmente rigurosos ni recurrir a la violencia física.
Hacerle feliz educándole
Debemos poner límites al perro con coherencia, es decir, mostrar determinación sin ser condescendiente.Entender que nuestro perro no es capaz de comprender, ni de compartir los valores humanos será el punto de partida para una buena relación.El perro será más feliz si sabe que le tratamos como a uno de su especie, y más si conoce cuál es su puesto dentro de la jerarquía que compone su manada, sin tener que verse en la obligación de competir continuamente con nosotros para mantener ciertos privilegios.La importancia de la superioridad
Para indicar al perro que somos de rango superior a él deberemos seguir unas pautas que no son otras que las costumbres y la forma de actuar que en la manada, el perro líder sigue:
- El líder duerme donde quiere y no comparte su lecho.
- El líder come el primero y lo mejor.
- El líder siempre gana en los juegos, si le apetece jugar, claro. Aunque alguna vez le dejemos ganar para que no pierda interés en el juego, nosotros ganaremos en más ocasiones.
- El líder pasa primero siempre.
- Al líder siempre se le responde a sus demandas de afecto.
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